El mundo llega a un acuerdo pero no logra hoja de ruta para dejar los combustibles fósiles, en una COP30 polémica y caótica
El mundo alcanzó un nuevo acuerdo climático en la cumbre COP30 celebrada este sábado en Brasil. El mismo exige triplicar la financiación para ayudar a los países a adaptarse a los impactos climáticos cada vez más severos. Sin embargo, no se logró acordar una hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles, después de que profundas divisiones amenazaran con el colapso de las conversaciones.
El acuerdo se produjo tras más de dos semanas de unas negociaciones cada vez más tensas entre representantes de más de 190 países en la ciudad portuaria de Belém, conocida como la puerta de entrada a la Amazonia. Los desacuerdos alcanzaron tal intensidad que se temía que la cumbre fracasara sin un acuerdo. Las conversaciones se prolongaron mientras decenas de países se oponían a un resultado que no mencionaba explícitamente una transición hacia el abandono del petróleo, el carbón y el gas, los impulsores de la crisis climática.
Pero poco después del mediodía de este sábado, hora local, el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, firmó un acuerdo.
El texto final no menciona los combustibles fósiles, el gran motor de la crisis climática, lo que indica un retroceso respecto a los acuerdos de consenso de tan solo dos años de antigüedad. El texto incluyó únicamente un acuerdo general sobre la deforestación, en lugar de compromisos más explícitos, que había sido otro tema clave en las negociaciones.
Más de 80 países apoyaron el concepto de una “hoja de ruta” para la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles, basándose en el compromiso asumido en la COP28 en Dubái en 2023. Sin embargo, la intensa oposición de los petroestados y los grandes consumidores de combustibles fósiles impidió el acuerdo final.
Como parte del proceso para alcanzar el acuerdo, la presidencia de la COP en Brasil anunció que elaboraría textos paralelos que detallen una hoja de ruta global para el abandono de los combustibles fósiles y el abordaje de la deforestación, texto que no todos los países firmaron.
Esta medida poco convencional pretendía demostrar que las preocupaciones de todos los países fueron escuchadas en la cumbre y podría permitir, potencialmente, desarrollar el texto en futuras cumbres.
Tras la aprobación del acuerdo, varios países en desarrollo se manifestaron en contra, incluyendo Colombia, que objetó formalmente la falta de una referencia a los combustibles fósiles.
Con todo, hubo algunos avances en la COP30. Los países más ricos acordaron trabajar para triplicar el dinero disponible para ayudar a los países vulnerables al clima a adaptarse a los estragos del calentamiento global: un objetivo potencial de US$ 120.000 millones anuales para 2035, provenientes del fondo de US$ 300.000 millones acordado en la COP del año pasado.
El acuerdo de la cumbre también incluyó un acuerdo sobre un plan para una “transición justa”: la idea de que, a medida que el mundo se aleja de los combustibles fósiles, los trabajadores de estas industrias no deben quedar rezagados, sino que deben recibir apoyo para acceder a empleos más limpios. Sin embargo, esto no incluyó financiación específica.
También hubo decepción por parte de algunos porque no se hizo más para fortalecer los planes climáticos nacionales de los países, que establecen cuánta contaminación climática reducirán durante la próxima década.
Un análisis de estos planes realizado por la ONU concluyó que en conjunto solo lograrían una reducción de alrededor del 12 % en la contaminación que calienta el planeta, muy por debajo del 60 % necesario para tener alguna posibilidad de mantener vivo el objetivo acordado internacionalmente de limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales.
Esta es “la primera COP en la que se reconoce la posibilidad de superar los 1,5 grados Celsius de calentamiento global”, afirmó Joeri Rogelj, director de investigación del Instituto Grantham del Imperial College de Londres.
La reacción de los expertos mundiales en clima al acuerdo final fue diversa.
Esta cumbre se consideró, en muchos sentidos, una prueba al multilateralismo, especialmente debido a la ausencia de Estados Unidos en el proceso, ya que el Gobierno de Trump se negó a enviar una delegación. Para algunos expertos, el hecho de que se alcanzara un acuerdo demuestra que la diplomacia climática global sigue vigente.
Una década después del histórico acuerdo de París, en virtud del cual los países se comprometieron a limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, la cumbre de Brasil demostró que el proceso “está funcionando”, afirmó la exenviada alemana para el clima, Jennifer Morgan.
“Si bien está lejos de ser lo necesario, el resultado de Belém representa un progreso significativo”, declaró Morgan en un comunicado. “A pesar de los esfuerzos de los principales países productores de petróleo por frenar la transición verde, el multilateralismo sigue apoyando los intereses de todo el mundo en la lucha contra la crisis climática”.
Y el ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático de Sierra Leona, Jiwoh Abdulai, afirmó que la cumbre de este año había marcado un antes y un después en la aceptación de una mayor responsabilidad financiera por parte de los países más ricos y desarrollados para ayudar al resto del mundo a adaptarse al cambio climático.
Pero donde algunos vieron un avance cauteloso, otros identificaron una tendencia mucho más negativa. “Se ha eliminado la ciencia de la COP30 porque ofende a los contaminadores”, declaró Juan Carlos Monterrey Gómez, representante especial de Panamá para el cambio climático. “Una ‘COP sobre los bosques’ sin ningún compromiso con los bosques es una broma de mal gusto. Una decisión climática que ni siquiera menciona ‘combustibles fósiles’ no es neutralidad, es complicidad. Y lo que está sucediendo aquí trasciende la incompetencia”.
Harjeet Singh, veterano de la COP y director fundador de la Fundación Satat Sampada para el Clima, coincidió. “La hipocresía del Norte Global ha quedado al descubierto”, afirmó. “Nos ofrecen un sinfín de nuevos ‘diálogos’ que no pueden financiar la adaptación ni la reconstrucción de los hogares destruidos por los desastres climáticos”.
Esta noticia fue actualizada con información adicional.
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