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Trabajadores palestinos expulsados desde Israel acusan a las autoridades israelíes de maltratos y torturas

Alexandra Ferguson

Jerusalén y Gaza (CNN) — Los trabajadores palestinos expulsados la semana pasada a Gaza desde Israel acusaron a las autoridades israelíes de “tortura”. Señalaron que los obligaron a desnudarse, los encerraron en jaulas, los golpearon con saña y, de acuerdo al relato de uno de ellos, les aplicaron descargas eléctricas.

“Nos quebraron y nos golpearon con porras y palos metálicos… nos humillaron… nos hicieron pasar hambre, no nos dieron ni comida ni agua”, relató a CNN Muqbel Abdullah Al Radia, uno de los trabajadores.

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CNN habló con Abdullah Al Radia y otros ocho hombres que este viernes regresaron a Gaza a través del paso fronterizo de Kerem Shalom, en el sur de Israel. Al Radia, originario de Beit Lahiya, un pueblo del norte de Gaza, dijo a CNN que estaba trabajando en Israel, como tantos miles de palestinos de Gaza con permiso para hacerlo, cuando comenzó la guerra.

La mayoría de los trabajadores de Gaza en Israel se dedican a la construcción o la agricultura. Suelen pasar semanas fuera de casa, en lugar de desplazarse diariamente, razón por la cual muchos se encontraban en Israel cuando Hamas lanzó su ataque terrorista el sábado 7 de octubre.

Al Radia cuenta que, en cuanto empezó la guerra, él y otros trabajadoresde Gaza huyeron a Rahat, ciudad beduina de mayoría árabe del sur de Israel, donde, según dice, fueron entregados al ejército israelí por los residentes locales.

“(Los militares) nos quitaron los teléfonos y el dinero, no podíamos comunicarnos con nuestras familias, nos daban comida en el suelo en bolsas de plástico”, relata.

Cuando se produjo el primer ataque de Hamas contra Israel, el 7 de octubre, los medios de comunicación israelíes informaron de los temores iniciales de que entre los trabajadores con permiso hubiera combatientes de Hamas, aunque un funcionario de seguridad israelí dijo posteriormente a CNN que los hombres fueron detenidos por encontrarse en Israel ilegalmente tras la revocación de sus permisos de trabajo, no por sospechas de actividad terrorista.

El funcionario de seguridad dijo que, en algunos casos, su detención también fue por su propia protección, ya que corrían el riesgo de sufrir violencia por parte de las comunidades israelíes.

Seis organizaciones de derechos humanos de Israel interpusieron una demanda ante el Tribunal Superior de Israel alegando que estas detenciones se produjeron “sin autoridad legal y sin fundamento jurídico”.

Gisha, organización israelí sin fines de lucro centrada en la protección de la libertad de circulación de los palestinos y uno de los grupos impulsores de la petición, afirmó en un comunicado la semana pasada que tenía “motivos para creer que las condiciones de reclusión en estos centros eran extremadamente terribles, y que los detenidos eran objeto de gran violencia física y malos tratos psicológicos, además de estar recluidos en condiciones inhumanas”.

Mahmoud Abu Darabeh es uno de los trabajadores de Gaza que fueron enviados al enclave este viernes. Crédito: CNN

Muchos de los trabajadores dicen que no tenían ni idea de adónde los habían llevado. Según la Palestinian Prisoners Society, organización de derechos humanos con sede en la Ribera Occidental ocupada, muchos de ellos fueron recluidos en dos centros de detención: uno en Ofer, cerca de Ramala, y otro en Salem, cerca de Yenín.

Otro trabajador de Beit Lahiya, Mahmoud Abu Darabeh, también describió palizas por parte de lo que, según él, eran fuerzas israelíes.

Abu Darabeh dijo que fue detenido el segundo día de la guerra. “Nos metieron en jaulas como a perros, nos golpearon, nos insultaron, no les importó si la gente estaba enferma o no, algunos de nosotros estábamos heridos, se les pudrieron los pies porque no recibieron tratamiento médico”, dijo.

Los hombres se enfrentaron a interrogatorios diarios de las autoridades israelíes en los que les preguntaban por sus hogares y familiares, explicó Abu Darabeh.

“Si tienes un familiar que es agente de policía de Hamas, te pegan. Conozco a gente a la que le rompieron completamente el tórax, algunos murieron torturados”, declaró a CNN.

También describió cómo algunos de los trabajadores murieron durante la detención y al cruzar a Gaza.

“Algunas personas murieron en el camino porque fueron golpeadas y sometidas a descargas eléctricas”, dijo Abu Darabeh. Afirmó que vio personalmente cómo electrocutaban a otros que estaban detenidos con él.

Un funcionario de seguridad israelí dijo a CNN que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) tenían conocimiento de varios incidentes de “abusos” a trabajadores de Gaza por parte de soldados de las FDI.

“Ha habido casos de abusos hacia los detenidos fuera de los centros de detención oficiales. Estos casos se trataron con mucha seriedad y se aplicaron medidas disciplinarias”, dijo el funcionario a través de un traductor, afirmando que, hasta donde sabe, cuatro soldados fueron retirados de las FDI tras incidentes de abusos y otros dos fueron enviados a prisión militar por su conducta.

Cuando se le preguntó si alguno de los detenidos había muerto como consecuencia de los malos tratos, el funcionario dijo que tenían conocimiento de dos muertes de trabajadores de Gaza que habían sido detenidos, pero afirmó que estos fallecimientos eran consecuencia de problemas de salud crónicos y de larga duración que estos trabajadores tenían antes de entrar en Israel, no el resultado de malos tratos.

El funcionario dijo que, por lo que él sabía, los abusos no incluían descargas eléctricas.

Trabajadores palestinos, que se encontraban en Israel durante los atentados del 7 de octubre de Hamas, llegan a la frontera de Rafah tras ser devueltos por Israel hacia Gaza, en el sur del territorio, el 3 de noviembre de 2023. Crédito: Ibraheem Abu Mustafa/Reuters

CNN examinó algunos de los videos que muestran los supuestos abusos, pero no puede verificarlos de forma independiente. Muestran a personas detenidas, con las manos y los pies atados, sentadas al sol, pateadas y arrastradas de un lado a otro. Un video muestra un autobús lleno de personas con los ojos vendados y las manos atadas.

El funcionario de seguridad que habló con CNN sobre estas acusaciones dijo que las FDI estaban investigando estos videos y confirmaron que dos de ellos, uno que muestra a soldados de las FDI pateando a un detenido y otro que muestra a un gran grupo de detenidos atados, con los ojos vendados y humillados, eran verídicos. El funcionario dijo que los soldados que participaron en los hechos que muestran los videos fueron castigados por las FDI.

“La conducta de la fuerza que se desprende de las imágenes es deplorable y no cumple las órdenes del ejército”, declaró la FDI en un comunicado enviado por correo electrónico a CNN. Añadió que varios soldados y reservistas que aparecen en algunos de estos videos ya fueron suspendidos.

“Nos ataron los brazos y nos vendaron los ojos”

Los hombres con los que habló CNN formaban parte de los miles de trabajadores de Gaza que estaban trabajando en Israel con permisos especiales cuando Hamas lanzó su brutal ataque terrorista contra el país, matando a 1.400 personas y secuestrando a unas 240.

En respuesta a los ataques, Israel inició una implacable campaña de bombardeos sobre Gaza, mientras el ministro de Defensa del país, Yoav Gallant, ordenaba un “asedio total” del enclave.

Antes de los ataques del 7 de octubre, unos 18.000 residentes de Gaza tenían permisos que les permitían cruzar a Israel para trabajar, donde los salarios pueden ser hasta diez veces superiores a los de Gaza.

Todos ellos habrían sido sometidos a un riguroso proceso de autorización de seguridad por parte de las autoridades israelíes antes de que se les expidiera el permiso.

Inmediatamente después del ataque, Israel revocó también los permisos de los trabajadores de Gaza, lo que les impidió permanecer en el país. Como regresar a Gaza no era una posibilidad, muchos intentaron huir a la Ribera Occidental ocupada.

“Nos suspendieron los permisos, intentamos ir a la Ribera Occidental, nos detuvieron y nos metieron en lugares donde nunca supimos dónde estábamos”, dijo uno de los trabajadores a CNN, quien añadió: “Nos ataron los brazos, nos vendaron los ojos y nos metieron en autobuses, nos reunían a entre 200 y 300 entre vallas metálicas, nos golpeaban y nos investigaban día y noche”, dijo a CNN un hombre que no reveló su nombre.

Varios de los trabajadores contaron a CNN que les vendaron los ojos y esposaron durante largos periodos de tiempo. Algunos afirmaron que los retenían en una zona alambrada al aire libre, donde, según dijeron, hacía un calor sofocante durante el día y mucho frío por la noche.

El funcionario de seguridad dijo que, al principio, algunas de las instalaciones no tenían sombra, pero añadió que esto se rectificó a los pocos días. El funcionario dijo que los detenidos sufrían restricciones únicamente cuando se encontraban en tránsito.

Trabajadores palestinos deportados por Israel regresan a Gaza en Rafah, Gaza, el 3 de noviembre de 2023. Crédito: Mohammed Zaanoun/Medio Oriente Images/AFP/Getty Images

Al cruzar a Gaza el viernes, muchos de los hombres parecían profundamente conmovidos. Cuando CNN los entrevistó, la mayoría estaban demasiado asustados para compartir sus datos personales, por miedo a la persecución. Un hombre, del campo de refugiados de Al-Maghazi sollozaba mientras describía cómo los hacinaban en jaulas metálicas y los privaban del sueño, una forma conocida de tortura.

“De vez en cuando venían y nos pedían que nos levantáramos. Levántate, siéntate, levántate, siéntate, levántate”, dijo. “En un lugar, éramos unas 150 personas en una jaula de metal. Olía muy mal, creo que antes se usaba para pollos o conejos”, añadió.

Otro trabajador del barrio de Al-Zaytun, en la ciudad de Gaza, también contó a CNN que a él y a otros detenidos les hicieron levantarse y sentarse repetidamente.

“Nos golpearon y nos robaron el dinero, y nos quitaron la ropa y nos mantuvieron desnudos. Yo estuve solo en ropa interior durante más de 20 días”, afirmó.

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Deshumanización e insultos

Amani Sarahneh, portavoz de la Palestinian Prisoners Society, dijo que algunos de estos hombres fueron detenidos de camino a la Ribera Occidental, mientras que otros fueron detenidos en la Ribera Occidental.

Los hombres intentaron llegar a la Ribera Occidental ocupada porque, una vez que Israel revocó sus permisos, quedaron en un limbo legal: su estancia en Israel pasó a ser ilegal, pero no había una forma clara de regresar a Gaza, ya que los pasos fronterizos tanto del lado israelí como del egipcio estaban cerrados. Aunque también necesitaban permisos para la Ribera Occidental, creían que era más seguro para ellos estar en un territorio bajo control palestino.

Sarahneh dijo a CNN que la organización no sabe cuántos hombres fueron retenidos a pesar de los repetidos intentos de obtener información de las autoridades israelíes.

Sarahneh dijo a CNN que muchos de los trabajadores relataron experiencias similares.

“La mayoría de los testimonios hablaban de pasar hambre, de haber sido golpeados continuamente durante el día, esposados, aislados de su entorno”, dijo, y añadió que han aparecido en Internet videos que muestran a prisioneros palestinos tratados de forma violenta e inhumana.

“No hicieron nada malo, no se les acusó de nada… pero muchos de ellos fueron interrogados y torturados sistemáticamente, maltratados, brutalmente golpeados, se enfrentaron a todo tipo de deshumanización e insultos”, añadió.

Dror Sadot, portavoz de la ONG B’Tselem, Israel Information Center for Human Rights in the Occupied Territories (Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados), afirmó que los atentados del 7 de octubre de Hamas han provocado un enorme aumento de las agresiones contra los palestinos. Dijo a CNN que “la deshumanización de los palestinos viene desde arriba”, con figuras públicas refiriéndose a los palestinos “no como seres humanos”.

Afirmó que esta retórica y la ira por los crímenes de Hamas llegan a los soldados, que tratan con rabia a cualquier palestino.

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Sadot dijo que la larga experiencia con la forma en que la FDI suele tratar los casos de abusos es un antecedente.

“Llevamos muchos años investigando esto: el sistema de aplicación de la ley militar funciona como un mecanismo de encubrimiento sin apenas acusaciones”, afirmó. “Así que dirán ‘ésos son la excepción, no la regla’, pero si continúa la impunidad de los soldados -y no sólo de los soldados, sino también de sus políticas-, cuando nadie tiene que rendir cuentas, por supuesto, las cosas seguirán así”, añadió.

Mohamed Atallah muestra una lista de sus pertenencias que, según él, fueron confiscadas y no devueltas por las autoridades israelíes. Crédito: CNN

Agotados y heridos, pero contentos de volver

Las imágenes de CNN de los trabajadores que cruzaron a Gaza este viernes, cuando por primera vez se les permitió la entrada a algunos de ellos, muestran a docenas de hombres caminando hacia el enclave a pie.

Algunos son ancianos, están visiblemente agotados y empapados en sudor, mientras que otros parecen estar heridos.

Al menos tres tienen cortes profundos y visibles en las muñecas que parecen haber sido causados por lazos de mano.

La mayoría de los hombres no llevan objetos personales, aparte de la ropa que llevan puesta.

Un hombre, Mohamed Atallah, de 58 años, llevaba una etiqueta de plástico con un número en la muñeca.

Mostró a CNN un inventario de la prisión de sus pertenencias confiscadas que, según dijo, nunca le devolvieron. Algunos de los trabajadores que regresaron a Gaza este viernes contaron a CNN que las autoridades israelíes los subieron a autobuses que los llevaron al paso fronterizo de Gaza, donde los habían dejado.

A continuación, los obligaron a caminar durante “unas tres horas” para cruzar al enclave, según contaron varios de ellos a CNN.

Una vez que entraron a Gaza, algunos de los trabajadores se arrodillaron y empezaron a rezar, según muestra la grabación de CNN.

Tocaron el suelo con la frente, dando gracias a Dios por estar de vuelta en Gaza, el lugar que se ha convertido en un infierno en la tierra desde la última vez que lo abandonaron.

“Nos moríamos, lo juro. Cada día era como una sentencia de muerte”, dijo Bilal Aysha a CNN. “Gracias a Dios estoy de vuelta aquí. Que Dios haga felices a todos de nuevo”, añadió.

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