ANÁLISIS | “Hacer lo menos obvio”: Ucrania avergüenza a Putin con un asalto sorpresa al sur de Rusia
(CNN) — Vladimir Putin miró fríamente y con expresión de exasperación al comandante en jefe del ejército ruso, el general Valery Gerasimov. El video, publicado el miércoles por el Kremlin, mostró que el presidente ruso no estaba contento con las noticias de la región meridional de Kursk.
En ese momento, cientos de tropas ucranianas, respaldadas por tanques y protegidas por defensas aéreas, avanzaban hacia la región. Los soldados rusos se estaban rindiendo; cientos de civiles rusos en la ciudad de Sudzha y sus alrededores huían con lo que podían agarrar.
En dos años y medio de guerra, fue una incursión ucraniana sin precedentes en Rusia. Putin dijo en la reunión del Kremlin que era “otra gran provocación” de Kyiv. El gobernador interino de la región declaró el estado de emergencia y describió la situación como “muy difícil”.
Sobre todo, fue humillante para un estado ruso que se enorgullece de proteger a la patria.
El ataque al Kursk fue una maniobra audaz y contraintuitiva del ejército ucraniano, que un analista describió como “hacer lo menos obvio”.
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A pesar de estar perder terreno de forma constante en el este de Donetsk, Ucrania optó por enviar elementos de brigadas experimentadas a territorio ruso, con el aparente objetivo de avergonzar al Kremlin y obligar al Ministerio de Defensa ruso a redistribuir recursos y proporcionar al frente interno un impulso moral muy necesario.
George Barros, del Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington, dice que los ucranianos “lograron la sorpresa operativa contra grandes adversidades y actualmente están explotando la falta de preparación de Rusia en sus zonas fronterizas”. (La misma táctica funcionó en septiembre de 2022, cuando recuperaron gran parte de la región ocupada de Járkiv en una semana).
El regimiento ruso encargado de defender esta parte de la frontera abandonó sus posiciones. Varias docenas de soldados quedaron como prisioneros, lo que llevó al presidente Volodymyr Zelensky a expresar el viernes “una gratitud especial a nuestros guerreros y unidades que están reponiendo el ‘fondo de intercambio’, tomando prisioneros a los ocupantes y ayudando así a liberar a nuestro pueblo del cautiverio ruso”.
Una columna de refuerzos rusos fue eliminada por un ataque con misiles cerca de la ciudad de Rylsk el jueves por la noche, posiblemente porque los ucranianos habían logrado piratear múltiples cámaras de tráfico que son una característica de las carreteras rusas. Un bloguero ruso, Aleksander Kots, dijo que había conducido por la ruta. “Noté que hay cámaras funcionando a lo largo de toda la carretera. Literalmente están haciendo parpadear sus luces”.
El 7 de agosto, Vladimir Putin se reunió en Moscú con funcionarios de alto nivel para tratar la incursión ucraniana en la región rusa de Kursk. (Gavriil Grigorov/Sputnik/Reuters)
Al encontrar poca resistencia, y con las comunicaciones rusas en la región supuestamente bloqueadas por una guerra electrónica efectiva, las brigadas ucranianas avanzaron más de 20 kilómetros (12 millas) dentro de Kursk en los primeros dos días de la operación.
Un buen trabajo de inteligencia permitió a las unidades avanzadas avanzar aún más en un campo de batalla algo caótico, eludiendo las defensas rusas. El viernes, las autoridades rusas habían perdido el control de al menos 250 kilómetros cuadrados de territorio, según varios análisis independientes y el mapeo de CNN.
No se trataba de una simple parcela de campo ruso vacío. Entre los lugares que quedaron bajo control ucraniano había un centro de tránsito de gas natural cerca de la frontera a través del cual Rusia suministra a Europa volúmenes sustanciales de gas natural.
El viernes, un canal militar ucraniano en Telegram declaró que la instalación estaba “bajo el control del 99º batallón mecanizado de la 61ª Brigada Mecanizada”, una de las unidades experimentadas que participaron en el asalto. Un video mostraba a soldados delante del edificio, pero Gazprom dijo este sábado que el oleoducto seguía funcionando.
En Rusia se reavivó el tipo de ira que habían provocado los reveses del principio de la guerra.
Andrey Gurulyov, un excomandante de la región, volvió a publicar un comentario en Telegram que exigía a los fiscales militares que investigaran las decisiones de los comandantes de trasladar unidades de la región de Kursk antes del ataque.
Y había enojo entre los civiles rusos de la región, miles de los cuales huyeron de sus hogares. El jefe de la ciudad de Rylsk, a cierta distancia de las unidades ucranianas más avanzadas, dijo el viernes que más de la mitad de la población de 15.000 habitantes se había ido. Los videos de las redes sociales ilustraron la frustración de los civiles ante la lenta respuesta de los militares; algunos apelaron directamente al presidente Putin.
Una fuerza expedicionaria
Las tropas ucranianas, incluso si se las refuerza, no pueden esperar ocupar varios cientos de kilómetros cuadrados de territorio ruso. Se trata de una fuerza expedicionaria, aunque curtida en la batalla, que ha explotado la ausencia de resistencia organizada para ganar terreno rápidamente.
Pero mantener una gran parte del territorio ruso está más allá de su capacidad y probablemente más allá de su objetivo. Los refuerzos rusos acabarán haciendo la diferencia, incluso si les lleva más de tres días comenzar una defensa efectiva. Este sábado, el Ministerio de Defensa ruso dijo que las unidades habían “frustrado los intentos de los grupos móviles del enemigo de llegar a la profundidad” del territorio ruso cerca de Ivashkovsky, Malaya Loknya y Olgovka en la región de Kursk. Olgovka está a 20 kilómetros (12,4 millas) de la frontera.
Este sábado también hubo señales de que los drones rusos “Lancet” estaban empezando a degradar los blindados ucranianos.
Emil Kastehelmi, del grupo Black Bird de Finlandia, que utiliza inteligencia de fuentes abiertas para seguir el conflicto, dice que “el tiempo corre en contra de los ucranianos; los rusos no estarán desorganizados para siempre”.
Incluso si los ucranianos necesitan retirarse de posiciones más avanzadas, una operación de ese tipo todavía sirve para varios propósitos. Barros dice que “expone algunas de las suposiciones de planificación de Rusia y vulnerabilidades críticas”. Y Matthew Schmidt, que ha enseñado planificación estratégica y operativa en la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos, dijo que el “uso creativo de la fuerza por parte de los ucranianos fue diseñado para presionar a los que toman las decisiones en Moscú” y posiblemente costarles el trabajo a algunos de ellos.
El bloguero militar ruso Vladislav Shurygin cristalizó todo esto en una publicación de Telegram el viernes, diciendo que el enemigo había “elegido muy hábilmente y con precisión una estrategia diferente: aprovechar la rigidez burocrática y la lentitud del sistema de gestión ruso, para agotar a Rusia con continuos ataques inesperados sobre infraestructura sensible y la población civil, provocando descontento, decepción y apatía”.
Fuerzas ucranianas de la 22.ª Brigada operando drones Poseydon cerca de la frontera con Rusia en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania el 9 de agosto de 2024. Las tensiones siguen aumentando en la región y se informa de bombardeos diarios. (Foto de Gian Marco Benedetto/Anadolu vía Getty Images)
La operación Kursk también demuestra a los aliados de Ucrania que todavía tiene la energía y la imaginación para sorprender a su enemigo y avergonzar al Kremlin en un momento en que gran parte de las noticias desde el frente eran sombrías para Kyiv.
Esto no se le escapa a Shurygin. “El objetivo de esta nueva estrategia es poner a Rusia ante la perspectiva de una guerra cada vez más costosa (financieramente, en términos de reputación y organizativos) y obligarla a negociar la paz en noviembre o diciembre”.
Daniel Fried, del Atlantic Council, dice que hay una larga historia de este tipo de incursiones militares sorpresivas, algunas intrascendentes y otras impactantes. Recuerda la audaz maniobra de George Washington para cruzar el río Delaware en 1776, cuando regresó con prisioneros capturados y suministros y levantó la moral para la lucha contra los británicos.
Fried, exsecretario de Estado adjunto de EE.UU. para Europa, dice que al demostrar el fracaso de Rusia en materia de inteligencia y la debilidad a lo largo de su frontera, la incursión había perforado la narrativa del Kremlin “de que la resistencia ucraniana es inútil y el apoyo a Ucrania es inútil”.
La táctica de Ucrania en Kursk obliga al Ministerio de Defensa ruso a tomar algunas decisiones difíciles. Parece que los grupos existentes en Kursk, como la Guardia Nacional, el FSB y elementos irregulares, no pueden combatir a los ucranianos.
Barros dijo a CNN que el comando militar puede redistribuir elementos del recientemente creado Grupo Norte, pero el redespliegue de elementos significativos “probablemente extendería aún más estos elementos y crearía vulnerabilidades en las defensas rusas en otras partes a lo largo de la frontera”.
Alternativamente, puede recurrir a las importantes reservas de Rusia en una operación a mayor escala, pero estas son críticas para las actuales operaciones ofensivas rusas dentro de Ucrania, donde el compromiso continuo de un gran número de tropas ha erosionado las defensas ucranianas.
O, dice Barros, los rusos pueden recurrir a la aviación para atacar a los blindados ucranianos dentro de Kursk, impidiendo así que las fuerzas ucranianas consoliden sus posiciones y ayuden a las fuerzas rusas actuales desplegadas en el área.
Sea cual sea la combinación que elijan los rusos, están tratando de revertir un episodio humillante del conflicto justo cuando la superioridad aérea y de masas en el este de Donetsk empezaba a dar resultados, lo que apuntalaba la insistencia del Kremlin en que Ucrania cediera cuatro regiones orientales como condición para las negociaciones.
“Los acontecimientos que se están desarrollando demuestran hasta qué punto Moscú ha dependido profundamente del refugio en territorio ruso para librar su guerra contra Ucrania”, dijo Barros a CNN. “Rusia ha reducido el número de efectivos en sus fronteras y en sus fortificaciones, confiando en su percepción de seguridad porque no se ha sentido vulnerable”.
Al otro lado de una frontera meridional con Ucrania que tiene cientos de kilómetros de largo, esa percepción ha sido cuestionada de forma seria e inesperada.
Darya Tarasova y Maria Kostenko contribuyeron con este reportaje.
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